La serie Adolescencia ha generado conversación desde su estreno, posicionándose como una de las más vistas entre padres de familia y educadores, pero ¿qué opinan realmente los jóvenes que supuestamente representa? Estudiantes de bachillerato comparten su visión: la mayoría la considera una visión “exagerada” de su realidad, diseñada más para tranquilizar a los adultos que para conectar con ellos.
¿Una mirada auténtica o un retrato forzado?
Aunque la serie pretende abordar temas relevantes como la salud mental, el uso de redes sociales, el bullying y la presión académica, varios estudiantes entrevistados coinciden en que el tratamiento de estos temas resulta forzado y poco realista. Para muchos, los conflictos están sobredimensionados, los personajes no se sienten naturales y los diálogos no reflejan la forma en que realmente se comunican.
“Parece escrita por alguien que vio TikTok una vez y creyó entender cómo somos”, menciona Laura, de 17 años.
Una narrativa pensada para los padres
Muchos adolescentes sienten que la serie está diseñada más como una herramienta pedagógica para adultos que como un espacio donde los jóvenes se vean reflejados. Los personajes suelen caer en estereotipos (el rebelde, la víctima, el adicto al celular), y las tramas suelen concluir con lecciones “morales” que apuntan a reforzar los valores tradicionales.
“Es más una advertencia para papás que un espejo para nosotros”, asegura Emiliano, de 16 años.
Lo que sí valoran
A pesar de las críticas, los estudiantes reconocen que la serie ha abierto conversaciones en casa sobre temas que suelen evitarse. También valoran que se intente hablar de problemas reales como la ansiedad, la autoexigencia y la presión por encajar, aunque piden mayor profundidad y menos dramatización.
¿Qué esperan los jóvenes?
Los alumnos de bachillerato no están en contra de ver representada su realidad, pero sí exigen tramas más auténticas, personajes complejos y narrativas que no los subestimen. Series como Sex Education o Euphoria (a pesar de sus excesos) son mencionadas como ejemplos donde los adolescentes se sienten más identificados.
La serie Adolescencia ha logrado llamar la atención de padres y educadores, pero no ha conquistado a su público objetivo: los jóvenes. Para conectar realmente con la Generación Z, las producciones deben alejarse de los estereotipos y construir historias más fieles a sus voces y vivencias.