Para la Generación Z, ser dueños de una casa no es un sueño imposible, pero sí uno que requiere reinvención. Con precios inmobiliarios en alza y salarios estancados, muchxs jóvenes están encontrando nuevas formas de acceder a una vivienda: hacerlo en conjunto.
Según un reporte de National MI y FirstHome IQ, el 32% de lxs adultxs Gen Z (entre 18 y 24 años) en EE. UU. está dispuesto a comprar una casa en co-propiedad, ya sea con amigxs, hermanxs o familiares. Este modelo duplica la disposición que mostraban los millennials (18%) y está en pleno crecimiento: los casos de hermanos que compran juntos pasaron del 4% en 2023 al 22% en 2025.
Además, esta generación recurre al house hacking, una práctica que consiste en rentar parte del hogar para cubrir gastos. El 23% ya lo hace, frente al 17% de millennials.
Aunque solo el 56% de la Gen Z considera alcanzable tener una casa propia, esto no ha frenado su determinación. Se están educando con videos de YouTube, guías digitales y hasta consultas con inteligencia artificial como ChatGPT, todo para tomar decisiones financieras más informadas.
La clave está en su mentalidad colaborativa: crecieron co-creando contenido, jugando en mundos virtuales compartidos y diseñando moda en conjunto. Ahora, aplican esa lógica a la vida real. Para ellxs, ser dueñxs no se trata de independencia absoluta, sino de construir proyectos colectivos con acuerdos flexibles.
Sí, compartir una propiedad tiene su complejidad —el 94% de quienes lo hacen dicen necesitar ayuda legal o administrativa—, pero la Gen Z está dispuesta a asumir el reto si eso significa lograr una meta común. Porque hoy, tener casa propia también puede ser un acto de comunidad.