En los últimos años, optar por una dieta más saludable y amigable con el medio ambiente se ha vuelto una prioridad para muchos. Reducir el consumo de carne o cambiar a una alimentación plant-based no solo ayuda a mejorar la salud, sino que también contribuye a reducir nuestra huella climática. Sin embargo, un mito persiste: la idea de que una dieta basada en plantas es siempre más costosa que una dieta tradicional omnívora.
Un reciente estudio publicado en Lancet Planetary Health desmitifica esta creencia y sugiere que cambiar a una dieta vegana, vegetariana o flexitariana no solo puede ser asequible, sino que incluso podría reducir considerablemente los costos de alimentación en países de altos ingresos como Estados Unidos, Reino Unido o gran parte de Europa.
¿Cuánto cuesta realmente una dieta vegana o vegetariana?
Para entender los costos de diferentes dietas, los investigadores usaron datos del Banco Mundial sobre precios de más de 460 productos en diferentes países, además de información sobre el consumo de alimentos y el desperdicio de estos, recopilada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esto les permitió calcular el costo aproximado de dietas saludables y sostenibles, como la vegana, vegetariana, flexitariana y pescetariana.
Los resultados fueron reveladores. En países de altos ingresos, una dieta vegana podría costar hasta un tercio menos que una dieta occidental estándar con altos niveles de carne y lácteos. En promedio, una dieta típica en estos países cuesta alrededor de $50 USD por semana por persona. En cambio, una dieta vegana cuesta aproximadamente $33 USD por semana, mientras que una dieta vegetariana puede rondar los $34 USD y una dieta flexitariana $42 USD. Incluso una dieta pescetariana es apenas un 2% más cara que la dieta tradicional.
¿Cómo aprovechar estos ahorros?
Es importante destacar que el estudio se enfocó en los costos de los ingredientes básicos, como frutas, verduras, legumbres y cereales. Los alimentos procesados, como las hamburguesas vegetales listas para el consumo, no fueron considerados en el análisis. Para aquellos que desean ahorrar, los expertos recomiendan elegir alimentos mínimamente procesados y explorar recetas caseras a base de ingredientes frescos. Este enfoque no solo resulta económico, sino también más saludable y sostenible a largo plazo.
¿Y qué pasa en los países de bajos ingresos?
En naciones de ingresos bajos, especialmente en regiones como África subsahariana, las dietas tradicionales están basadas en alimentos ricos en almidón, como tubérculos y cereales. Aunque las dietas veganas, vegetarianas y flexitarianas pueden ser más económicas que una dieta rica en carne, aún resultan más caras que las dietas tradicionales basadas en almidones debido al alto costo de frutas y verduras.
Un futuro asequible y sostenible
Para que estas dietas sean accesibles en todo el mundo, el estudio sugiere una combinación de políticas económicas, reducción del desperdicio de alimentos y ajustes en los precios de los alimentos amigables con el clima. Esto permitiría que las dietas sostenibles y saludables sean competitivas en términos de costo en regiones de bajos ingresos en los próximos diez años.
Optar por una alimentación más plant-based no solo es beneficioso para nuestra salud, sino también para el planeta. Este estudio demuestra que, con el apoyo adecuado, una dieta saludable y ecológica puede ser una opción accesible, tanto para países de altos ingresos como para aquellos en desarrollo.