Netflix vuelve a apostar por el terror juvenil con La calle del terror: La reina del baile, una nueva entrega dentro del universo basado en las novelas de R.L. Stine. Dirigida por Matt Palmer (Calibre), esta producción ambientada en 1988 mezcla referencias clásicas del cine slasher con una estética retro cargada de tensión.
Una noche de graduación marcada por el horror
La historia sigue a Lori, una estudiante marginada que ve en el baile de graduación su única oportunidad de brillar. Sin embargo, la competencia por la corona toma un giro macabro cuando las candidatas a reina comienzan a desaparecer una por una. Con apenas 82 minutos de duración, la película mantiene un ritmo ágil que evita distracciones y mantiene el suspenso hasta el final.
Slasher con alma ochentera
El filme rinde homenaje a clásicos como Prom Night, apostando por una combinación de sangre, misterio y nostalgia. Aunque Palmer no alcanza del todo la complejidad del género, sí logra ofrecer una experiencia visual atractiva y momentos de violencia bien ejecutados, lo que le permite sostener el interés del espectador.
Reparto sólido y ambientación efectiva
India Fowler, Suzanna Son y Katherine Waterston encabezan un reparto que eleva a personajes que podrían haber quedado planos. La ambientación en los años 80 está bien lograda, con una banda sonora que refuerza el tono y una dirección de arte que conecta con la nostalgia del público objetivo.
Terror juvenil sin pretensiones
La reina del baile no intenta reinventar el género, pero sí cumple con ofrecer un entretenimiento efectivo para los fanáticos del slasher. Aunque no alcanza la fuerza de la trilogía original de La calle del terror, se consolida como una entrega sólida dentro del catálogo de terror adolescente de Netflix.