Desde pasarelas que simulan protestas hasta camisetas con mensajes sociales: la moda habla fuerte, pero ¿dice algo de verdad?
En un mundo saturado de imágenes, la moda se ha convertido en un lenguaje poderoso. Las prendas no solo visten cuerpos, también transmiten discursos. Pero en plena era del marketing social y los hashtags convertidos en eslóganes de temporada, surge una pregunta incómoda: ¿la moda está cambiando el mundo o solo vendiendo la idea de que lo hace?
El activismo que entra por los ojos
Desde los corsets punk de Vivienne Westwood hasta las colecciones feministas de Dior, muchas marcas han apostado por mensajes disruptivos. Hoy es común ver ropa con frases como “The Future is Female”, “Black Lives Matter” o “Protect the Planet” en tiendas fast fashion. Pero… ¿es esto una postura real o solo estética con fines comerciales?
Algunas voces celebran que los temas sociales hayan llegado al mainstream. Otras critican la apropiación superficial de causas que merecen más que un estampado.
Estilo vs impacto: el dilema de lo superficial
La moda puede ser vehículo de cambio… pero también puede vaciar de sentido los mensajes cuando los reduce a tendencia. Una camiseta con mensaje político pierde fuerza cuando es producida en masa por manos mal pagadas en condiciones precarias.
¿Puedes vestir rebeldía si el sistema que la produce es el mismo que perpetúa la desigualdad? Esa es la contradicción que muchas personas jóvenes —especialmente centennials— están comenzando a cuestionar.
¿Qué sí puede ser revolucionario?
- El consumo consciente. Apostar por ropa de segunda mano, diseño local o marcas con trazabilidad real.
- La visibilidad. Dar espacio a cuerpos, identidades y narrativas no normativas en la moda.
- El cuestionamiento. Elegir con intención lo que usamos y por qué lo usamos.
Porque sí, la ropa puede hablar… pero lo importante es que no mienta.
Conclusión
La moda tiene el potencial de ser revolución, pero solo si se sostiene con coherencia. No basta con que se vea bien: tiene que hacer bien. En una época donde todo puede convertirse en campaña, el verdadero acto radical es elegir con conciencia. Porque una prenda puede ser grito o puede ser disfraz. Tú decides cuál usar.