Cada canción que escuchas, cada serie que ves, cada cosa que compras. ¿Lo elegiste tú o fue el algoritmo quien lo decidió por ti?
Vivimos convencidos de que elegimos. Que nuestra playlist nos define, que las cuentas que seguimos reflejan quiénes somos, que lo que consumimos es una extensión de nuestra identidad. Pero… ¿y si solo estamos caminando el camino que una inteligencia artificial ya trazó para nosotros?
En la era digital, las decisiones personales ya no son tan personales. Están modeladas por sistemas que analizan, predicen y sugieren lo que más probablemente nos hará quedarnos un poco más.
El poder silencioso del algoritmo
Los algoritmos no te obligan, pero te empujan. A lo que ves, a lo que compras, a lo que “te interesa”. Cuanto más interactúas, más se afina el perfil. Y lo más inquietante: mientras más preciso es, menos cuestionas si lo que elegiste realmente lo elegiste tú.
En lugar de abrir posibilidades, muchos algoritmos terminan encerrándonos en burbujas de contenido, gustos y opiniones.
¿Dónde queda tu criterio?
- ¿Por qué ves esa serie? ¿Porque te la recomendó Netflix o porque de verdad la querías ver?
- ¿Por qué sigues a esa persona? ¿Porque te inspira o porque ya apareció cinco veces en tu feed?
- ¿Por qué escuchas esa canción? ¿Porque te emociona o porque Spotify la metió en tu Discover Weekly?
No es paranoia. Es una invitación a hacer pausas antes de consumir por reflejo.
¿Elegimos o simplemente reaccionamos?
La velocidad de las plataformas nos lleva a tomar decisiones automáticas. Pero esas elecciones repetidas, guiadas por la lógica de “lo que encaja contigo”, pueden acabar filtrando todo lo que no encaja. Y lo que no incomoda. Y lo que no sorprende.
¿Cuánta parte de ti estás perdiendo por quedarte solo con lo que el algoritmo cree que te gusta?
¿Cómo recuperar tu autonomía digital?
- Busca cosas fuera de tu zona de confort.
- Haz elecciones conscientes: deja de ver algo si no te está aportando.
- Investiga antes de seguir, comprar o consumir.
- Usa la tecnología, pero no dejes que ella te use a ti.
No se trata de pelear con el algoritmo. Se trata de recuperar tu capacidad de elección. En un mundo donde todo está diseñado para atraparte, ser selectivo no es elitismo: es resistencia. Y recordar que no todo lo que te gusta te define. A veces, lo que aún no descubres también es parte de ti.